Este doctor había firmado en mayo un contrato como médico personal de Michael Jackson por un salario mensual de seis cifras y acordó acompañar al artista en su serie de conciertos en Londres.
Ahora, con Jackson muerto, el cardiólogo de Las Vegas ha desaparecido de la vista pública y su futuro es incierto mientras los investigadores policiales desenmarañan los detalles del complicado historial médico de Jackson y su vasto consumo de fármacos.
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