Los Ángeles - Tiene 79 años y le encanta robar. No lo puede evitar. Hasta tal punto que, tras pasar nueve años en prisión y más de media vida en busca y captura, el pasado viernes no se resistió a hurtar una prenda valorada en 1,300 dólares. Así es Doris Payne, de profesión, "ladrona de joyas".
Payne es una ladrona de fama internacional. Tanto es así que su vida y milagros serán llevados a la gran pantalla por Hollywood (Los Ángeles, EEUU) una producción que contará con la actriz estadounidense Halle Berry en el papel protagonista y que actualmente se encuentra en fase de desarrollo.
En su expediente se detallan robos de varias piedras preciosas en lujosas tiendas de Nueva York (EEUU), Las Vegas (EEUU), Londres, París, Monte Carlo (Mónaco) y Tokio. Sin embargo, su último capricho, algo alejado de las exquisiteces que tanto le gustan, le puede salir caro.
Según el agente de policía Mark Manley, citado por la prensa local, Payne fue arrestada en Orange County (California, EEUU) por el supuesto robo de un impermeable de la marca Burberry, valorado en 1,300 dólares.
Se le acusa de haber quitado las etiquetas que reflejaban el precio y de abandonar el establecimiento Saks Fifth Avenue con la prenda puesta y sin pagar.
Payne se declaró este martes inocente de un delito grave de robo en la Corte Superior de Orange County, según explicó la portavoz de la defensa, Farrah Emami.
La anciana se encontraba en libertad condicional por una condena previa y ahora mismo vuelve a estar entre rejas, sin posibilidad de libertad bajo fianza.
En 1999, tras pasar pequeñas temporadas en cárceles de los estados de Ohio, Kentucky, Virginia Occidental y Wisconsin, fue condenada a 12 años en prisión por robar un anillo de diamantes de cinco quilates en una tienda de Denver (Colorado).
Obtuvo la libertad condicional en 2005 y decidió continuar sus actividades delictivas en otros Estados, como Nevada, donde robó un anillo valorado en 8,500 dólares, y California, donde se atrevió en una tienda de Neiman Marcus con otro anillo de platino y tres diamantes cuyo precio alcanzaba los 31,500 dólares.
Cuando fue interrogada sobre lo sucedido, la mujer admitió su culpa y las autoridades escribieron en el informe policial: Doris Payne, de profesión, "ladrona de joyas".
Volvió a ser condenada, esta vez a una pena de entre dos y cinco años. Y de nuevo, en la primavera de 2008, Payne logró la libertad condicional. Volvió a California y se mantuvo en un discreto segundo plano. Hasta ahora.
Payne, nacida en Slab Fork (Virginia Occidental) en 1930, nunca tuvo reparos en describir a la prensa su vida como ladrona, algo a lo que se ha dedicado durante cinco décadas y para lo que, asegura, ha usado más de 22 "alias".
Se sabía su personaje a la perfección. Siempre vestía de forma exquisita, hacía gala de su encanto sureño y mostraba ante los vendedores una conducta intachable, matizada con sus dejes de adinerada consentida.
La clave de los robos residía en su gran habilidad con las manos. Su modus operandi era sencillo. Se acercaba al dependiente de turno y comenzaba a probarse anillo tras anillo, para aprovechar entonces la confusión de quien la atendiera.
Así relataba el diario Los Angeles Times ese proceso.
"Pedía al menos cinco joyas, normalmente esmeraldas y diamantes. Cuando decidía cuál iba a robar, se la colocaba en el dedo y se aseguraba de que el dependiente la viera allí puesta. Entonces comenzaba a distraer al encargado y pedía más joyas. Era el momento para cambiar la joya de mano y que el dependiente viera la otra mano sin nada en ella", explicaba el diario en 2008.
Fuente/EFE
Payne se declaró este martes inocente de un delito grave de robo en la Corte Superior de Orange County, según explicó la portavoz de la defensa, Farrah Emami.
La anciana se encontraba en libertad condicional por una condena previa y ahora mismo vuelve a estar entre rejas, sin posibilidad de libertad bajo fianza.
En 1999, tras pasar pequeñas temporadas en cárceles de los estados de Ohio, Kentucky, Virginia Occidental y Wisconsin, fue condenada a 12 años en prisión por robar un anillo de diamantes de cinco quilates en una tienda de Denver (Colorado).
Obtuvo la libertad condicional en 2005 y decidió continuar sus actividades delictivas en otros Estados, como Nevada, donde robó un anillo valorado en 8,500 dólares, y California, donde se atrevió en una tienda de Neiman Marcus con otro anillo de platino y tres diamantes cuyo precio alcanzaba los 31,500 dólares.
Cuando fue interrogada sobre lo sucedido, la mujer admitió su culpa y las autoridades escribieron en el informe policial: Doris Payne, de profesión, "ladrona de joyas".
Volvió a ser condenada, esta vez a una pena de entre dos y cinco años. Y de nuevo, en la primavera de 2008, Payne logró la libertad condicional. Volvió a California y se mantuvo en un discreto segundo plano. Hasta ahora.
Payne, nacida en Slab Fork (Virginia Occidental) en 1930, nunca tuvo reparos en describir a la prensa su vida como ladrona, algo a lo que se ha dedicado durante cinco décadas y para lo que, asegura, ha usado más de 22 "alias".
Se sabía su personaje a la perfección. Siempre vestía de forma exquisita, hacía gala de su encanto sureño y mostraba ante los vendedores una conducta intachable, matizada con sus dejes de adinerada consentida.
La clave de los robos residía en su gran habilidad con las manos. Su modus operandi era sencillo. Se acercaba al dependiente de turno y comenzaba a probarse anillo tras anillo, para aprovechar entonces la confusión de quien la atendiera.
Así relataba el diario Los Angeles Times ese proceso.
"Pedía al menos cinco joyas, normalmente esmeraldas y diamantes. Cuando decidía cuál iba a robar, se la colocaba en el dedo y se aseguraba de que el dependiente la viera allí puesta. Entonces comenzaba a distraer al encargado y pedía más joyas. Era el momento para cambiar la joya de mano y que el dependiente viera la otra mano sin nada en ella", explicaba el diario en 2008.
Fuente/EFE
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