México vivió el sábado una jornada sangrienta, con 69 muertos en todo el país, la más violenta desde que asumió la presidencia Felipe Calderón a fines de 2006, reveló ayer el periódico El Universal.
El rotativo, que realiza un recuento diario de los homicidios dolosos presuntamente ligados con el crimen organizado, elevó a 283 las muertes violentas ocurridas en el país en lo que va de 2010.
Antes de la jornada de ayer el récord de asesinatos se había registrado el 17 de agosto de 2009, con 57 crímenes, por delante de los 53 del 14 de julio pasado y de los 52 del 15 de febrero del mismo año.
De las víctimas del sábado 26 se contabilizaron en Ciudad Juárez, localidad del estado de Chihuahua fronteriza con Estados Unidos, que está considerada la más violenta de México, con 2,635 asesinatos el año pasado, el 34% de los 7,724 registrados en todo 2009, según datos del diario.
También en Chihuahua, capital, fueron asesinadas diez personas en cuatro incidentes distintos.
Otros sucesos destacados se presentaron en el estado de Sinaloa, noroeste de México, en donde fue asesinado el ex alcalde de Angostura, Aurelio Fausto Chávez, y un acompañante suyo; dos personas más en Culiacán, la capital del estado, y otras tres en el municipio de El Fuerte.
En el estado de Durango fueron localizados los cadáveres de cinco personas en el municipio de Las Ventanas y en San Luis Potosí las víctimas fueron un hombre que era dirigente de una agrupación de taxistas de Ciudad Valles y su esposa.
Los hechos de sangre también tocaron al Distrito Federal, con 7 fallecimientos, y al Estado de México con 6.
El resto de los crímenes se registraron en Guerrero, en el sur del país, y en Baja California, en el noroeste de México. La jornada violenta sucede después de que el año pasado se registraran más de 7,700 muertes en todo el país, según el recuento basado en datos extraoficiales del periódico El Universal, con lo que son más de 16,000 los crímenes violentos ligados al crimen organizado durante el mandado de Felipe Calderón.
Buena parte de ellos fueron resultado de pugnas en el interior de los propios carteles de la droga, o de éstos entre sí, según la Procuraduría General de la República (PGR, Fiscalía).
Desde que asumió el poder el 1 de diciembre de 2006 el presidente de México ha convertido el combate frontal a los carteles de la droga en una de sus prioridades políticas y para emprenderlo ha desplegado en los estados más conflictivos del país al Ejército.
Los militares han asumido en esas zonas buena parte de las tareas de seguridad pública que habitualmente corresponden a la policía, a la espera de que las corporaciones sean depuradas y la corrupción que hay en ellas erradicada.
Fuente/Hoy
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