En menos de una década la actriz y bailarina Zoe Saldaña, de quien todos hablan por su paresonaje en Avatar, trabajó con Steven Spielberg y James Cameron. Cuando vemos volar a Neytiri, el personaje que interpreta Zoe Saldaña en la inminente Avatar, inmediatamente nos remontamos a Camino a la fama (Center stage) esa película de culto de Nicholas Hytner estrenada en 2000.
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Allí, en ese inmejorable debut de Zoe, ella era una bailarina que lograba salir de la periferia para brillar, justamente, en el centro de la escena.
Uno de los primeros pasos obligados de Zoe fue su incursión en la serie policial Law and order, vehículo ideal para que actores (principiantes y experimentados, como se puede ver actualmente) exuden esa intensidad dramática necesaria para ser reconocidos. Y ella fue reconocida. Luego de que pudiera mostrar su faceta de bailarina en la mencionada Camino a la fama, en 2002 se sumó al elenco de Crossroads, amigas para siempre, la subvalorada película de Tamra Davis que marcó el debut cinematográfico de Britney Spears.
En este filme que oscila entre la adolescencia y la madurez, Zoe aprovechó al máximo las escenas escritas por Shonda Rhimes (la creadora de Grey’s anatomy), quien sabe sacarle el juego a los vaivenes telenovelescos. El mismo año fue parte del drama Drumline, paso previo a su primer papel en una superproducción, Piratas del caribe: la maldición del Perla Negra, donde su Anamaria le hacía frente a Jack Sparrow (Johnny Depp), con esa vehemencia elegante típica de la actriz.
La ciencia ficción le sienta bien
Imposible no trepar a la cima cuando se produce una seguidilla de eventos afortunados. Repasemos: trabajar en Haven junto a Orlando Bloom, ser dirigida por Steven Spielberg en La terminal -donde conformó una dupla inmejorable con Diego Luna- y ser convocada por J.J. Abrams para nada menos que la adaptación cinematográfica de Star Trek.
Curiosamente, Zoe ya había interpretado a una Trekkie en el filme de Spielberg, pero jamás había visto la serie original. Esto, sin embargo, no fue un obstáculo para llevarse por delante el papel de Nyota Uhura, mediante el cual le demostró a Abrams (quien pidió especialmente por ella para su película) que podía estar a la altura de las circunstancias.
El éxito sin límites
Y... una cosa llevó a la otra. Así como en 1997 para Leonardo DiCaprio y Kate Winslet no hubo retorno del éxito de Titanic, presentimos que con Zoe sucederá lo mismo. “El rey Midas del cine” (James Cameron, quién si no) abordó el personaje de Neytiri en Avatar con la técnica de performance capture -es decir, plasmar la actuación generándola enteramente por computadora-, que nunca impidió que la capacidad interpretativa de Zoe pudiera traslucirse. Ya no hay límites. La remake de Muerte en un funeral, y las secuelas de Star Trek y Avatar. No importa cuál sea el próximo proyecto, no hay dudas de que Zoe, como Eva Rodríguez en Camino a la fama, ya no tendrá que mirar el escenario desde bambalinas. Ahora podrá pisarlo, con gracia y sutileza.
Y el paralelismo entre ambas películas no es casual.
La manera en la que la actriz se involucra con sus personajes, lejos de responder a una actitud impostada, es pura frescura y baile. Todo parece ser natural y liviano, en el mejor sentido del término.
Por Milagros Amondaray / GDA La Nación
Por Milagros Amondaray / GDA La Nación
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