El azar quiso que dos clientes de mi taxi distintos y consecutivos, y en un intervalo de apenas diez minutos entre el uno y el otro, me hablaran del cambio climático. El primero, afirmándolo. El segundo, negándolo todo. Cada cual, sin embargo, expuso sus argumentos de forma razonada y convincente:
- El deshielo es un hecho. No hay más que ver cómo le está ganando el mar terreno a la costa - dijo el partidario.
- Calentamiento global, dicen. Y en este mes ha nevado más que en los últimos cincuenta años... - comentó el negacionista.
Uno se apoyaba en el criterio de los científicos más prestigiosos del mundo y el otro opinaba que los científicos habían sucumbido, a golpe de talonario, a los intereses de las grandes multinacionales del sector energético.
Al bajarse cada cual de mi taxi me pregunté no tanto por cuál de los dos tenía razón, sino hasta qué punto nos afecta lo que pueda suceder dentro de 100 ó 200 años. Y estas fueron mis dudas:
¿Tenemos conciencia generacional?
¿Hasta qué punto nos importa lo que le suceda al mundo cuando ya no estemos?
¿Influirá en nuestra opinión el tener, o no, descendencia?
Ahí lo dejo..
.Fuente/El taxista /
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