La pasada semana el alcalde de Bayamón, Ramón Luis Rivera Jr., quién heredó la poltrona de su padre del mismo nombre, formó tremendo tapón al pasear una caravana con Santa Claus en trineo a través de la carretera número 2, pero hoy, mientras las autoridades palean la nieve que cayó por cantidades industriales anoche en Nueva York, el gobernador Fortuño ya les tenía nieve lista a los boricuas en Puerto Rico para la tradicional fiesta de Reyes.
Mientras anoche, una querida amiga de infancia, denegaba el pettyankismo boricua a brazo partido, dado mi comentario de que en Puerto Rico han obviado nuestras tradiciones como consecuencia de la gringonería reinante entre los proponentes de la estadidad federada que cada día hacen el ridículo de manera repetitiva e inverosímil, presentando una imagen de gringuito que no se ve ni en los propios Estados Unidos.
En realidad, en Puerto Rico se dan unas demostraciones de querer ser gringo que sorprenderían a Jorge Washington, a Tomás Jefferson o al mismo Presidente Obama, ya que llegan a unos extremos que pecan de irrisorios, dado lo ridículo de sus postulados.
Una sencilla vuelta por el Capitolio nos permite disfrutar de un gran abandéramen de banderas norteamericanas acompañando a cada paso a la mono estrellada, mientras, en la plazoleta frente al Capitolio, las estatuas de algunos presidentes norteamericanos malogran el panorama.
Entre estas se incluye una de Gerardo Ford, el presidente que se caía y daba golpes a cada rato y que substituyó a Ricardo Nixon, y, por consiguiente, nunca fue electo por el pueblo norteño. En Michigan, de donde es oriundo Gerardo Ford, no le rinden semejante honor, y me pregunto, ¿será que verdaderamente hay un sector en Puerto Rico que está loco de atar?
La trayectoria desde el viejo San Juan a través de las avenidas Fernández Juncos y Ponce de León refleja un reperpero de banderas que no se encuentra en ningún lugar dentro del territorio nacional estadounidense, claro está, con la excepción de Puerto Rico, y la entrada al Aeropuerto, por el puente Teodoro Moscoso, es otro gran tributo al coloniaje boricua.
Recientemente, hemos estado discutiendo como las tradiciones puertorriqueñas se han ido perdiendo y estas son substituidas por otras estrictamente norteñas que nada tienen que ver con nuestra realidad.
La pasada semana el alcalde de Bayamón, Ramón Luis Rivera Jr., quién heredó la poltrona de su padre del mismo nombre, formó tremendo tapón al pasear una caravana con Santa Clos en trineo a través de la carretera número 2, pero hoy, mientras las autoridades palean la nieve que cayó por cantidades industriales anoche en Nueva York, el gobernador Fortuño ya les tenía nieve lista a los boricuas en Puerto Rico para la tradicional fiesta de Reyes.
¿Nieve en el día de Reyes? ¿En el Caribe? La pregunta no es tan descabellada, esto si la analizamos dentro del contexto de la administración del gobernador republicano Luis G. Fortuño, durante este cuatrienio, en Puerto Rico.
Ahora bien ¿cuál de los secuaces del gobierno se está llevando el billete que cuesta traer esa nieve a Puerto Rico? Eso no lo paga el gobierno, ya que todo el dinero proviene de los impuestos que pagan los boricuas. Es que dicen que dan, pero en verdad te los quitan.
Y es que hay que bregar con el ridículo dentro de estas consignas Fortuñístas.
Imaginen las filas de boricuas esperando para coger su escarchita de nieve, dentro de la realidad de Don Gaspar, Melchor y Baltazar, que tendrán que ponerles esquís a sus camellos para complementar el plan del gobernador.
Me imagino que los tres Santos Reyes deben estar comentando entre si el que los boricuas en Puerto Rico están locos de atar, y, saben qué, me parece que al menos, la mitad del pueblo, merece un chequeíto en la oficina del psiquiatra más cercano, porque, verdaderamente, esto no tiene nombre.
Finalmente, la tierra se sacudió fuertemente en la nochebuena. Hay creyentes que piensan que la Tierra es un ser viviente y se manifiesta en acuerdo y también en desacuerdo con los actos de los seres humanos. Yo soy de los que piensa en esa manera, y reconozco que hay que vivir en armonía con la madre Tierra. La armonía en Puerto Rico es inexistente y uno de estos días la Tierra se encargará de ajustar cuentas y, entonces, nos ha de chupar la bruja.
Lo que ha estado ocurriendo en la Isla debe de tener a Yocahú molesto con la prole boricua y la deidad taina debe de estar enviando mensajes a los residentes de la Isla, y me parece que son pocos los que escuchan. Esta mañana tembló, aunque más levemente, en Ponce. Que esperamos Puerto Rico..., verdaderamente, hay que orar.
¡Coño despierta boricua!
"...Dejénme reír, para no llorar, esto está cabrón, dejénme cantar pa' que la pena no duela tanto. Para empezar, el culpable de este infierno, es el maldito gobierno, que ha resultado incapaz. Dejénme reir..."...
Fuente/ Por Juan A. Moreno-Velázquez/
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