China, mal que nos pese, es China. El gigante asiático arrebató a España el año pasado la medalla de bronce en la clasificación de países receptores de turistas extranjeros al recibir algo más de 55 millones de visitantes, frente a los 52 millones (el 1,2% interanual más) que recalaron en el territorio nacional.
Era solo cuestión de tiempo, reconocen los empresarios del sector, que ahora, paradojas de la vida, se empeñan de la mano del Gobierno en traer a España a decenas de miles de turistas chinos para que disfruten del sol, la playa y la cultura españolas.El dato lo ofreció ayer el presidente de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Taleb Rifai, quien destacó que el sector logró en 2010 recuperarse tras un pésimo 2009. Rifai llamó la atención sobre un fenómeno que no es otra cosa que la fiel imagen de la marcha de la economía mundial, la doble velocidad de la recuperación del turismo. Esto es, los países 'avanzados' salen renqueantes del varapalo mientras las potencias emergentes cobran todo el protagonismo.
La pérdida del tercer escalón en turismo extranjero, aunque lógica, es un baldón para España, que siempre había presumido de su posición. Algo que, inevitablemente, servía de reclamo fuera de nuestras fronteras. La clasificación la siguen liderando Francia y Estados Unidos.
Para compensar, siempre quedará el ranking de entrada de dinero a través del turismo foráneo, en el que España mantiene su segunda plaza internacional, por delante de Francia.
..Fuente/Nortecasilla /
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