Los gritos empezaron nada más descolgar el teléfono. "¡Mamá, este oso me está comiendo, esto es una agonía! ¡Mamá, ayuda!". Tatiana Moskalyova estaba en casa y sabía que su interlocutora, su hija Olga, de 19 años, se había ido al campo con su padrastro. No se lo creía, tenía que tratarse de una broma; pero luego oyó cómo la voz de su hija se quebraba. Y de fondo, los gruñidos de un animal. Era real: una bestia estaba matando a Olga y ella misma se lo estaba retransmitiendo por teléfono.
Sumida en el shock de encontrarse de golpe en la peor situación imaginable para una madre, Tatiana solo pudo llamar a su marido, Igor Tsyganenkov. No obtuvo contestación. No era consciente de que la osa ya lo había matado rompiéndole el cuello y aplastándole la cabeza. Olga había visto el ataque y había huído unos 65 metros antes de que el animal le agarrara por la pierna.
"Me podía haber muerto en ese momento", ha asegurado Tatiana al periódico inglés The Express. Estaba viviendo la salvaje muerte de su hija y no podía hacer nada para evitarlo. No podía ir sola a enfrentarse a la osa. Llamó a todos sus familiares suplicando ayuda y a la policía de Termalniy, el pueblo al este de Siberia en el que reside.
Entonces Olga volvió a insistir. "Mamá, los osos han vuelto; la madre ha traído a sus tres hijos. Me están comiendo". En la última llamada ya no había resquicio para la esperanza; los osos se habían ido, dejándola mortalmente herida, y entendía que su vida se terminaba: "mamá, ya no me duele" dijo. "Perdóname por todo. Te quiero muchísimo". La comunicación se cortó. Había pasado una hora desde ese aviso inicial que Tatiana se tomó a broma.
Fue su cuñado, Andrei, quien acompañó a la policía para buscar los cuerpos. La osa había vuelto y estaba devorando los restos de su hermano. Olga estaba muerta. Lo único que los servicios de emergencia podían hacer era mandar seis cazadores para matar a la familia de osos. Tatiana ya ha enterrado a su familia. Olga se había graduado en el conservatorio y acababa de conseguir su carnet de conducir; había empezado a estudiar psicología y estaba contenta con su novio Stepan. "Era tan divertida, tan alegre, tan cariñosa, tan afectiva", recordó a la prensa.
..Fuente/Yahoo /
Sumida en el shock de encontrarse de golpe en la peor situación imaginable para una madre, Tatiana solo pudo llamar a su marido, Igor Tsyganenkov. No obtuvo contestación. No era consciente de que la osa ya lo había matado rompiéndole el cuello y aplastándole la cabeza. Olga había visto el ataque y había huído unos 65 metros antes de que el animal le agarrara por la pierna.
"Me podía haber muerto en ese momento", ha asegurado Tatiana al periódico inglés The Express. Estaba viviendo la salvaje muerte de su hija y no podía hacer nada para evitarlo. No podía ir sola a enfrentarse a la osa. Llamó a todos sus familiares suplicando ayuda y a la policía de Termalniy, el pueblo al este de Siberia en el que reside.
Entonces Olga volvió a insistir. "Mamá, los osos han vuelto; la madre ha traído a sus tres hijos. Me están comiendo". En la última llamada ya no había resquicio para la esperanza; los osos se habían ido, dejándola mortalmente herida, y entendía que su vida se terminaba: "mamá, ya no me duele" dijo. "Perdóname por todo. Te quiero muchísimo". La comunicación se cortó. Había pasado una hora desde ese aviso inicial que Tatiana se tomó a broma.
Fue su cuñado, Andrei, quien acompañó a la policía para buscar los cuerpos. La osa había vuelto y estaba devorando los restos de su hermano. Olga estaba muerta. Lo único que los servicios de emergencia podían hacer era mandar seis cazadores para matar a la familia de osos. Tatiana ya ha enterrado a su familia. Olga se había graduado en el conservatorio y acababa de conseguir su carnet de conducir; había empezado a estudiar psicología y estaba contenta con su novio Stepan. "Era tan divertida, tan alegre, tan cariñosa, tan afectiva", recordó a la prensa.
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