Hacer el amor en un avión o en la playa. ¿A quién no se le ocurrió alguna vez estar en alguna situación erótica que jamás cumpliría? O sí.
Las fantasías sexuales permiten experimentar situaciones, comportamientos o experiencias excitantes o placenteras, expresar creatividad y satisfacer un natural deseo de variedad sexual y emoción. Aumentan nuestra autoestima permitiendo que surjan sentimientos reprimidos, que nos volvamos deseantes, y que nos excitemos sexualmente más.
Al fantasear, se adorna y remodela nuestra memoria reteniendo sustancialmente la situación rememorada. Constituyen un potente vibrador para la mente. Un estímulo directo al cerebro. En una fantasía todo es posible. Cada uno escribe el guión, lo protagoniza y lo dirige.
Pero lo cierto es que hombres y mujeres no fantasean de la misma manera. La fantasía sexual femenina está ligada al romanticismo y a la seducción, culminando luego de un proceso de excitación prolongado con un acto pleno de pasión. Tiene mucha relevancia el contexto del sexo: un lugar agradable, cálido, preparado especialmente para la ocasión. Las mujeres fantasean con un amante sensible, tierno y apasionado, que la haga sentir única, especial y sensual. Las caricias en la piel (en todo el cuerpo, no solamente en los genitales) y la presencia de los cinco sentidos (tacto, olfato, vista, gusto y oído) son los afrodisíacos más poderosos, constitutivos de sus fantasías.
Pero lo cierto es que hombres y mujeres no fantasean de la misma manera. La fantasía sexual femenina está ligada al romanticismo y a la seducción, culminando luego de un proceso de excitación prolongado con un acto pleno de pasión. Tiene mucha relevancia el contexto del sexo: un lugar agradable, cálido, preparado especialmente para la ocasión. Las mujeres fantasean con un amante sensible, tierno y apasionado, que la haga sentir única, especial y sensual. Las caricias en la piel (en todo el cuerpo, no solamente en los genitales) y la presencia de los cinco sentidos (tacto, olfato, vista, gusto y oído) son los afrodisíacos más poderosos, constitutivos de sus fantasías.
No es necesario que su argumento sea complicado, pudiendo consistir sólo en una serie de imágenes eróticas breves - una escena determinada, un olor, una mirada, un rostro o un contacto. Lo explícitamente sexual no siempre resulta excitante: puede ser algo romántico y sensual, como la idea de que alguien nos acaricia tiernamente la cabeza o nos abraza afectuosamente.
Otras veces, son creadas por pequeños detalles - excitantes para una mujer y no para otra -: la excitación de nuestro compañero mientras hacemos el amor; su imagen haciéndonos todo lo imaginable y durante el tiempo que sea para darnos placer; imaginarnos manteniendo una relación sexual en un lugar diferente del habitual (en el bosque, en una playa o debajo del agua), y tantos otros más. Algunas mujeres fantasean más fácilmente que otras, pero se puede aprender a hacerlo. Aprender significa sentirse tan cómoda con las ideas e imágenes sexuales, tan bien consigo misma como para poder abandonarse a ellas. Algunas fantasías se prestan a ser compartidas y otras no.
Las fantasías sexuales masculinas, son mucho más genitales. Se parecen bastante a una película pornográfica: mucho sexo oral, una mujer activa y “caliente”, sexo anal, observación de partes del cuerpo tales como la cola, los pechos y las caderas, sexo con dos mujeres, etc. Además, en la fantasía del varón predomina el goce de la mujer, es decir ver como la mujer goza durante el acto sexual (tomando generalmente como medida del goce la cantidad de los orgasmos) resulta altamente excitante. También variar de posturas sexuales y tener un coito prolongado e intenso son situaciones privilegiadas en la mente erótica masculina.
¿Todas las fantasías son plausibles de concretar?
Compartirlas favorece la intimidad y comprensión de la pareja. Muchas parejas, luego de varios años de relación, descubren que sus fantasías poseen el mismo contenido. Otras eligen no compartirlas por temor a que su compañero se sienta molesto o incómodo o que se menoscabe el estímulo que antes ejercían o por miedo de que el otro reciba una imagen deformada de sus preferencias. Si se comparten, hay que saber que jamás será lo mismo lo fantaseado a lo vivido: ademas una vez llevadas a la realidad, la fantasía suele perder su carga erótica, su magia.
Pero lo cierto es que nuestro cerebro ha evolucionado a un punto tal que nosotros somos capaces de crear mentalmente escenarios y parejas sexuales ilusorias y estas imágenes sexuales virtuales son poderosos afrodisíacos no químicos, tan excitantes como lo real e incluso, en algunos casos, aún más. Permiten que tanto hombres como mujeres expresen su creatividad sexual de manera segura, dando rienda suelta a su imaginacion.
Lic. Diana M. Resnicoff
..Fuente/ /
Las fantasías sexuales masculinas, son mucho más genitales. Se parecen bastante a una película pornográfica: mucho sexo oral, una mujer activa y “caliente”, sexo anal, observación de partes del cuerpo tales como la cola, los pechos y las caderas, sexo con dos mujeres, etc. Además, en la fantasía del varón predomina el goce de la mujer, es decir ver como la mujer goza durante el acto sexual (tomando generalmente como medida del goce la cantidad de los orgasmos) resulta altamente excitante. También variar de posturas sexuales y tener un coito prolongado e intenso son situaciones privilegiadas en la mente erótica masculina.
¿Todas las fantasías son plausibles de concretar?
Compartirlas favorece la intimidad y comprensión de la pareja. Muchas parejas, luego de varios años de relación, descubren que sus fantasías poseen el mismo contenido. Otras eligen no compartirlas por temor a que su compañero se sienta molesto o incómodo o que se menoscabe el estímulo que antes ejercían o por miedo de que el otro reciba una imagen deformada de sus preferencias. Si se comparten, hay que saber que jamás será lo mismo lo fantaseado a lo vivido: ademas una vez llevadas a la realidad, la fantasía suele perder su carga erótica, su magia.
Pero lo cierto es que nuestro cerebro ha evolucionado a un punto tal que nosotros somos capaces de crear mentalmente escenarios y parejas sexuales ilusorias y estas imágenes sexuales virtuales son poderosos afrodisíacos no químicos, tan excitantes como lo real e incluso, en algunos casos, aún más. Permiten que tanto hombres como mujeres expresen su creatividad sexual de manera segura, dando rienda suelta a su imaginacion.
Lic. Diana M. Resnicoff
..Fuente/ /
0 Comenta esta nota.: