Miami (EE.UU. EFE) - El Departamento de Prisiones de Florida ejecutó hoy al reo Oba Chandler, condenado a muerte por el asesinato de una mujer y sus dos hijas en 1989 cuando las tres mujeres regresaban de unas vacaciones en Disney World. Chandler, de 65 años, fue ejecutado con una inyección letal en el corredor de la muerte de la Prisión Estatal de Florida, en Raiford, al norte del estado, luego de que el Tribunal Supremo de EE.UU. rehusó revisar el caso, según informó a Efe una portavoz del Departamento de Prisiones.
El prisionero, que fue declarado muerto esta tarde, no pidió un consejero espiritual, tampoco recibió visitantes y su última comida consistió en dos sandwiches de salami con mostaza, la mitad de otro con mantequilla de maní y jalea de uva y café, precisó la vocera Ellyn Jo Rackleff.
El reo se convirtió así en el prisionero número 71 en ser ejecutado en Florida desde 1979, cuando se restableció la pena de muerte en este estado.
Un juez lo condenó a pena de muerte por un asesinato calificado por la policía como uno de los más conocidos en la historia de la Bahía de Tampa, en la costa oeste de Florida.
El asesinato ocurrió cuando Joan Rogers, de 36 años, y sus hijas Michelle, 17, y Christe, 14, regresaban de unas vacaciones en Disney World y la mujer preguntó a Chandler cómo llegar al hotel donde se hospedaba.
El esposo de Roger se había quedado en la granja de la familia en Willshire, Ohio.
Durante el juicio, los fiscales dijeron que las víctimas aún podían haber estado vivas cuando el reo las ató y las arrojó al agua desde un barco. Además, se cree que fueron violadas.
Aunque Chandler ató bloques de cemento a sus cuellos para que se hundieran en el agua, sus cuerpos aparecieron flotando días después en la Bahía de Tampa, desnudos de cintura para abajo.
Las autoridades tardaron tres años en descubrir al responsable y detenerlo.
Chandler llevaba 17 años en el corredor de la muerte y es el segundo prisionero en ser ejecutado desde que el gobernador de Florida, Rick Scott, asumió el cargo en enero pasado.
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El prisionero, que fue declarado muerto esta tarde, no pidió un consejero espiritual, tampoco recibió visitantes y su última comida consistió en dos sandwiches de salami con mostaza, la mitad de otro con mantequilla de maní y jalea de uva y café, precisó la vocera Ellyn Jo Rackleff.
El reo se convirtió así en el prisionero número 71 en ser ejecutado en Florida desde 1979, cuando se restableció la pena de muerte en este estado.
Un juez lo condenó a pena de muerte por un asesinato calificado por la policía como uno de los más conocidos en la historia de la Bahía de Tampa, en la costa oeste de Florida.
El asesinato ocurrió cuando Joan Rogers, de 36 años, y sus hijas Michelle, 17, y Christe, 14, regresaban de unas vacaciones en Disney World y la mujer preguntó a Chandler cómo llegar al hotel donde se hospedaba.
El esposo de Roger se había quedado en la granja de la familia en Willshire, Ohio.
Durante el juicio, los fiscales dijeron que las víctimas aún podían haber estado vivas cuando el reo las ató y las arrojó al agua desde un barco. Además, se cree que fueron violadas.
Aunque Chandler ató bloques de cemento a sus cuellos para que se hundieran en el agua, sus cuerpos aparecieron flotando días después en la Bahía de Tampa, desnudos de cintura para abajo.
Las autoridades tardaron tres años en descubrir al responsable y detenerlo.
Chandler llevaba 17 años en el corredor de la muerte y es el segundo prisionero en ser ejecutado desde que el gobernador de Florida, Rick Scott, asumió el cargo en enero pasado.
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