PROVIDENCE, Rhode Island-Con grilletes y vigilado por agentes del gobierno de Estados Unidos, David Whitaker fingió ser un representante de ventas de medicamentos en Internet en decenas de llamadas telefónicas grabadas e intercambios de correos electrónicos con ejecutivos de ventas de Google.
Whitaker gastó US$200.000 del erario público en anuncios que ofrecían narcóticos, esteroides y otras sustancias controladas.
Durante el transcurso de cuatro meses en 2009, Whitaker, que cumple una pena por estafa, fue el protagonista de una operación encubierta del gobierno de Estados Unidos contra Google Inc., que acabó con una de las mayores multas impuestas a una empresa del país.
"En parte, me sentía mal", escribió Whitaker en su relato de la emboscada al que The Wall Street Journal tuvo acceso. "La gente había empezado a caerme bien". Pero advirtió: "me tranquilizó saber que ellos (.) sabían que lo que hacían estaba mal".
El gobierno armó un caso criminal contra Google usando dinero, pseudónimos y compañías falsas -tácticas más propias de la guerra contra los carteles de narcotráfico-, según entrevistas y documentos legales. El gigante de Internet aceptó pagar una multa de US$500 millones a mediados del año pasado para no ser procesado por colaborar con las ventas ilegales de fármacos en línea en EE.UU.
Como parte del acuerdo, Google reconoció que había, de manera inapropiada y con conocimiento de causa, ayudado a anunciantes en línea supuestamente asentados en Canadá a publicar avisos para ventas ilícitas de medicamentos para consumidores en EE.UU.
A diferencia de América Latina, donde la publicidad de fármacos que se venden con receta médica está prohibida, en EE.UU. se pueden anunciar medicamentos en los medios de comunicación, ajustándose a ciertas restricciones.
A pesar de eso, vendedores extranjeros, especialmente en Canadá, tratan desde hace tiempo de llegar a los consumidores de EE.UU. vía Internet. "Prohibimos los anuncios de medicamentos con receta médica en EE.UU. por farmacias canadienses hace algún tiempo", dijo Google en su único comentario sobre el tema. "Aún así, es obvio ahora que en ningún momento deberíamos haber permitido esos anuncios en nuestro sitio".
La multa de US$500 millones, si bien históricamente grande, era irrisoria considerando que Google tiene US$45.000 millones en efectivo.
Sin embargo, el hecho de que la compañía asumiera su culpa abrió la puerta a la posible responsabilidad legal por aceptar anuncios de otras personas implicadas en actos ilegales en línea, como distribuir películas piratas o cometer fraudes en línea.
Google siempre ha argumentado que no es responsable por las acciones de sus más de un millón de anunciantes. Pero la multa que pagó representa no sólo el dinero que obtuvo con los anuncios, sino también los ingresos que recaudaron las farmacias ilegales mediante las ventas relacionadas a Google.
En un giro importante, el acuerdo "señala que, cuando exista evidencia de que un motor de búsqueda ayudó intencionada y activamente a un anunciante a promover una conducta impropia, el motor de búsqueda puede ser acusado de complicidad", señala Peter Neronha, el fiscal que lideró el caso.
Todavía se desconoce si, como consecuencia, la compañía empezará a rechazar anunciantes. "Si Google adoptase una definición mucho más estricta de cara a los anuncios problemáticos, todo el mundo se daría cuenta al instante de una caída en sus ingresos", asegura Eric Goldman, director del Instituto de Legislación de Alta Tecnología de la Universidad de Santa Clara, en California.
La causa del gobierno también contenía algunas acusaciones potencialmente embarazosas de que altos ejecutivos de Google, entre ellos su cofundador Larry Page, fueron informados sobre los problemas legales con los anuncios de los medicamentos.
Page, actual presidente ejecutivo de la empresa, estaba al tanto sobre las conductas ilícitas, asegura Neronha, que dirigió el equipo que llevó a cabo la operación secreta.
"Sabemos a ciencia cierta gracias a documentos que revisamos y testigos que entrevistamos que Larry Page sabía lo que estaba pasando", dijo en una entrevista a The Wall Street Journal después de que se firmara el pacto en agosto.
Neronha no quiso brindar detalles sobre las pruebas, que fueron presentadas en secreto ante un gran jurado. Otras fuentes cercanas apuntan que los e-mails internos de la compañía muestran que Sheryl Sanderg, una ex ejecutiva de Google que en 2008 se integró a Facebook Inc., había expresado su preocupación por los avisos.
Los fiscales podrían haber utilizado esas pruebas para sostener que Google hizo deliberadamente la vista gorda para proteger un flujo de ganancias estimado por el gobierno en cientos de millones de dólares. Sandberg declinó hacer comentarios para este artículo a través de un portavoz. Page tampoco quiso comentar.
Google afirma que cuenta con estrictas normas para impedir que delincuentes utilicen sus servicios de publicidad y que margina a los anunciantes que violan repetidamente sus directrices.
"No sólo eliminamos los avisos sino también los anunciantes que abusan de nuestra plataforma, y colaboramos estrechamente con las autoridades para tomar medidas contra los delincuentes", indicó Kent Walter, asesor jurídico de Google.
El caso de Whitaker, relatado aquí por primera vez, cuenta una historia diferente.
Whitaker, de 37 años, podría pasar por un empleado de cualquier empresa tecnológica de Silicon Valley.
Según documentos presentados a la corte por su abogado, padece un trastorno bipolar y tiene un largo historial de compras compulsivas y fraudes. Cuando tenía 16 años, usó la tarjeta de crédito de su madre para alquilar un jet privado para ir de compras con su novia, dicen los documentos.
El camino de Whitaker a la operación encubierta arrancó en 2005, cuando obtuvo millones de dólares en pedidos de iPods y otros electrónicos a precios por debajo del mercado y huyó sin entregar la mercancía, según su relato y los documentos procesales.
Huyó a México en 2006 y abrió una farmacia en línea que vendía esteroides y hormonas de crecimiento humano para consumidores estadounidenses a través de anuncios de Google, cuenta. Las dos sustancias -vendidas en EE.UU. sólo con receta médica- son populares entre los físicoculturistas para aumentar su masa muscular y personas de más edad que tratan de frenar las señales de envejecimiento; en EE.UU., no están aprobadas para esos usos. La política de Google prohibía publicitar su venta en línea.
Whitaker gastó US$200.000 del erario público en anuncios que ofrecían narcóticos, esteroides y otras sustancias controladas.
Durante el transcurso de cuatro meses en 2009, Whitaker, que cumple una pena por estafa, fue el protagonista de una operación encubierta del gobierno de Estados Unidos contra Google Inc., que acabó con una de las mayores multas impuestas a una empresa del país.
"En parte, me sentía mal", escribió Whitaker en su relato de la emboscada al que The Wall Street Journal tuvo acceso. "La gente había empezado a caerme bien". Pero advirtió: "me tranquilizó saber que ellos (.) sabían que lo que hacían estaba mal".
El gobierno armó un caso criminal contra Google usando dinero, pseudónimos y compañías falsas -tácticas más propias de la guerra contra los carteles de narcotráfico-, según entrevistas y documentos legales. El gigante de Internet aceptó pagar una multa de US$500 millones a mediados del año pasado para no ser procesado por colaborar con las ventas ilegales de fármacos en línea en EE.UU.
Como parte del acuerdo, Google reconoció que había, de manera inapropiada y con conocimiento de causa, ayudado a anunciantes en línea supuestamente asentados en Canadá a publicar avisos para ventas ilícitas de medicamentos para consumidores en EE.UU.
A diferencia de América Latina, donde la publicidad de fármacos que se venden con receta médica está prohibida, en EE.UU. se pueden anunciar medicamentos en los medios de comunicación, ajustándose a ciertas restricciones.
A pesar de eso, vendedores extranjeros, especialmente en Canadá, tratan desde hace tiempo de llegar a los consumidores de EE.UU. vía Internet. "Prohibimos los anuncios de medicamentos con receta médica en EE.UU. por farmacias canadienses hace algún tiempo", dijo Google en su único comentario sobre el tema. "Aún así, es obvio ahora que en ningún momento deberíamos haber permitido esos anuncios en nuestro sitio".
La multa de US$500 millones, si bien históricamente grande, era irrisoria considerando que Google tiene US$45.000 millones en efectivo.
Sin embargo, el hecho de que la compañía asumiera su culpa abrió la puerta a la posible responsabilidad legal por aceptar anuncios de otras personas implicadas en actos ilegales en línea, como distribuir películas piratas o cometer fraudes en línea.
Google siempre ha argumentado que no es responsable por las acciones de sus más de un millón de anunciantes. Pero la multa que pagó representa no sólo el dinero que obtuvo con los anuncios, sino también los ingresos que recaudaron las farmacias ilegales mediante las ventas relacionadas a Google.
En un giro importante, el acuerdo "señala que, cuando exista evidencia de que un motor de búsqueda ayudó intencionada y activamente a un anunciante a promover una conducta impropia, el motor de búsqueda puede ser acusado de complicidad", señala Peter Neronha, el fiscal que lideró el caso.
Todavía se desconoce si, como consecuencia, la compañía empezará a rechazar anunciantes. "Si Google adoptase una definición mucho más estricta de cara a los anuncios problemáticos, todo el mundo se daría cuenta al instante de una caída en sus ingresos", asegura Eric Goldman, director del Instituto de Legislación de Alta Tecnología de la Universidad de Santa Clara, en California.
La causa del gobierno también contenía algunas acusaciones potencialmente embarazosas de que altos ejecutivos de Google, entre ellos su cofundador Larry Page, fueron informados sobre los problemas legales con los anuncios de los medicamentos.
Page, actual presidente ejecutivo de la empresa, estaba al tanto sobre las conductas ilícitas, asegura Neronha, que dirigió el equipo que llevó a cabo la operación secreta.
"Sabemos a ciencia cierta gracias a documentos que revisamos y testigos que entrevistamos que Larry Page sabía lo que estaba pasando", dijo en una entrevista a The Wall Street Journal después de que se firmara el pacto en agosto.
Neronha no quiso brindar detalles sobre las pruebas, que fueron presentadas en secreto ante un gran jurado. Otras fuentes cercanas apuntan que los e-mails internos de la compañía muestran que Sheryl Sanderg, una ex ejecutiva de Google que en 2008 se integró a Facebook Inc., había expresado su preocupación por los avisos.
Los fiscales podrían haber utilizado esas pruebas para sostener que Google hizo deliberadamente la vista gorda para proteger un flujo de ganancias estimado por el gobierno en cientos de millones de dólares. Sandberg declinó hacer comentarios para este artículo a través de un portavoz. Page tampoco quiso comentar.
Google afirma que cuenta con estrictas normas para impedir que delincuentes utilicen sus servicios de publicidad y que margina a los anunciantes que violan repetidamente sus directrices.
"No sólo eliminamos los avisos sino también los anunciantes que abusan de nuestra plataforma, y colaboramos estrechamente con las autoridades para tomar medidas contra los delincuentes", indicó Kent Walter, asesor jurídico de Google.
El caso de Whitaker, relatado aquí por primera vez, cuenta una historia diferente.
Whitaker, de 37 años, podría pasar por un empleado de cualquier empresa tecnológica de Silicon Valley.
Según documentos presentados a la corte por su abogado, padece un trastorno bipolar y tiene un largo historial de compras compulsivas y fraudes. Cuando tenía 16 años, usó la tarjeta de crédito de su madre para alquilar un jet privado para ir de compras con su novia, dicen los documentos.
El camino de Whitaker a la operación encubierta arrancó en 2005, cuando obtuvo millones de dólares en pedidos de iPods y otros electrónicos a precios por debajo del mercado y huyó sin entregar la mercancía, según su relato y los documentos procesales.
Huyó a México en 2006 y abrió una farmacia en línea que vendía esteroides y hormonas de crecimiento humano para consumidores estadounidenses a través de anuncios de Google, cuenta. Las dos sustancias -vendidas en EE.UU. sólo con receta médica- son populares entre los físicoculturistas para aumentar su masa muscular y personas de más edad que tratan de frenar las señales de envejecimiento; en EE.UU., no están aprobadas para esos usos. La política de Google prohibía publicitar su venta en línea.
..Fuente/ Yahoo/
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