Hace un par de días nos referíamos al rumor que planteaban desde el Financial Times, según el cual, la ingente demanda de tarjetas nanoSIM por parte de una serie de operadores europeos podría ser síntoma de la necesidad de emplear este tipo de unidades en el próximo teléfono de Apple, el iPhone 5. Pues bien, según los chicos de Boy Genius Report no se trata de un rumor, sino de un hecho confirmado. Al menos, ellos sostienen que es algo que no deja lugar a dudas, según han podido verificar a través de fuentes de la primera operadora norteamericana, AT&T.
Desde el citado medio apuntan que la propia firma de Cupertino estaría surtiendo a las operadoras con las que trabaja una serie de adaptadores que vendrían a resultar de utilidad de cara a probar qué tal funcionan las tarjetas nanoSIM con sus redes.
Parece que no ha desvelado detalles sobre las razones que vendrían a respaldar la decisión de realizar dichas pruebas, aunque es razonable pensar que sería para darle sentido al uso de un nuevo terminal, ya fuese el propio e hipotético iPhone 5 o, incluso, el rumoreado iPad Mini —aunque esta última opción no las tiene todas consigo, habida cuenta de que se plantea que sea un dispositivo económico, con lo que se descartaría la presencia de un modelo 3G—.
Entre los últimos indicios que se han dispuesto en torno al iPhone 5 en forma de rumor o filtración destacan el hecho de que el diseño del nuevo manzanófono desarrolle un grosor de sólo 7,9 milímetros. Para ello, se habría integrado una nueva tecnología de pantalla, conocida como In-Cell, y que correría de la cuenta de la japonesas Sony o Sharp, así como una nueva disposición de los materiores —descartándose la cubierta trasera de cristal en favor de una nueva cobertura de metal—. La batería, por otro lado, tendría una nueva estructura, con vistas a aprovechar la nuevas dimensiones del dispositivo.
Y es que al plantearse un iPhone más alargado, al unidad de alimentación interna podría extenderse para aligerar su grosor. Decimos esto porque el iPhone 5 parece que llevará una pantalla de cuatro pulgadas con resolución de 1.136 x 640 píxeles, con lo que se conservaría la llamada definición Retina de 326 puntos por pulgada.
En los últimos días, desde BGR también señalaron que el nuevo iPhone tendrá conectividad NFC y un GB de RAM. Eso le irá muy bien a la potencia del terminal, que llevaría, según la rumorología que buscula en torno al dispositivo, un procesador de cuatro núcleos basado en el Exynos 4 Quad de Samsung —el mismo que encontramos en el Samsung Galaxy S3—.
Por el momento, se desconoce con precisión cuándo se pondrá a la venta el terminal. Se ha planteado una opción realmente arriesgada, la de presentarlo el 7 de agosto, aunque parece haber un mayor consenso a partir de los indicios filtrados en torno a octubre como momento para levantar el telón y que aparezca este dispositivo.
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Desde el citado medio apuntan que la propia firma de Cupertino estaría surtiendo a las operadoras con las que trabaja una serie de adaptadores que vendrían a resultar de utilidad de cara a probar qué tal funcionan las tarjetas nanoSIM con sus redes.
Parece que no ha desvelado detalles sobre las razones que vendrían a respaldar la decisión de realizar dichas pruebas, aunque es razonable pensar que sería para darle sentido al uso de un nuevo terminal, ya fuese el propio e hipotético iPhone 5 o, incluso, el rumoreado iPad Mini —aunque esta última opción no las tiene todas consigo, habida cuenta de que se plantea que sea un dispositivo económico, con lo que se descartaría la presencia de un modelo 3G—.
Entre los últimos indicios que se han dispuesto en torno al iPhone 5 en forma de rumor o filtración destacan el hecho de que el diseño del nuevo manzanófono desarrolle un grosor de sólo 7,9 milímetros. Para ello, se habría integrado una nueva tecnología de pantalla, conocida como In-Cell, y que correría de la cuenta de la japonesas Sony o Sharp, así como una nueva disposición de los materiores —descartándose la cubierta trasera de cristal en favor de una nueva cobertura de metal—. La batería, por otro lado, tendría una nueva estructura, con vistas a aprovechar la nuevas dimensiones del dispositivo.
Y es que al plantearse un iPhone más alargado, al unidad de alimentación interna podría extenderse para aligerar su grosor. Decimos esto porque el iPhone 5 parece que llevará una pantalla de cuatro pulgadas con resolución de 1.136 x 640 píxeles, con lo que se conservaría la llamada definición Retina de 326 puntos por pulgada.
En los últimos días, desde BGR también señalaron que el nuevo iPhone tendrá conectividad NFC y un GB de RAM. Eso le irá muy bien a la potencia del terminal, que llevaría, según la rumorología que buscula en torno al dispositivo, un procesador de cuatro núcleos basado en el Exynos 4 Quad de Samsung —el mismo que encontramos en el Samsung Galaxy S3—.
Por el momento, se desconoce con precisión cuándo se pondrá a la venta el terminal. Se ha planteado una opción realmente arriesgada, la de presentarlo el 7 de agosto, aunque parece haber un mayor consenso a partir de los indicios filtrados en torno a octubre como momento para levantar el telón y que aparezca este dispositivo.
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