Uno de los parámetros que se utilizan en ecología para determinar el estado de conservación de una especie es el tamaño poblacional, la cantidad de individuos que viven en un determinado lugar. Esto es así porque hay un gran número de problemas asociados a una baja población. Por ejemplo, se dificultan los encuentros entre los distintos sexos y disminuye la diversidad genética, entre otros muchos factores. Por eso resulta preocupante que los números de una especie se hayan sobrestimado.
Y esto es lo que ha ocurrido con la población de rorcual común (Balaenoptera physalus) en el Mar Mediterráneo. Hasta ahora se pensaba que los ejemplares que vivían en el Mediterráneo Occidental y el Mar de Alborán eran parte de esta población, pero han resultado ser miembros de la población atlántica.
Los investigadores han llegado a esta conclusión después de haber analizado 29.822 horas de grabaciones de cantos de estos animales. Los rorcuales utilizan su "canto" para comunicarse entre ellos. Cada población tiene un canto propio, como si se tratase de un dialecto del mismo idioma. Analizando estos "dialectos" se puede saber si dos animales que aparecen en el mismo territorio pertenecen a la misma población.
El resultado ha sido claro. Los rorcuales que se pueden encontrar en el Mediterráneo occidental son miembros de la población del Atlántico, que entran en las aguas más cálidas y tranquilas del Mediterráneo entre otoño y primavera, pero que no viven en dicho mar de manera permanente.
Estos datos obligan a cambiar el estado de conservación del rorcual, la categoría de amenaza que se considera que sufre este animal. Tal y como explican los responsables del estudio, la información que se tiene es insuficiente. Para poder conservar y proteger a esta especie hace falta conocer su distribución geográfica y sus números poblacionales. Sobre todo porque se trata de un animal muy importante para la salud de los ecosistemas marinos, y que se enfrenta a serios problemas. La principal causa de mortandad de estos animales son las colisiones con buques mercantes y ferrys. A esto se suma la contaminación acústica, que inutiliza en gran parte el sistema de sónar de esta especie.
Con unos datos fiables sobre los números poblacionales y la distribución de los rorcuales se podrán poner en marcha planes de gestión que permitiesen modificar las rutas de buques comerciales y otras grandes embarcaciones, lo cual mejoraría las posibilidades de supervivencia de la especie.
Fuente: Yahoo! España
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Y esto es lo que ha ocurrido con la población de rorcual común (Balaenoptera physalus) en el Mar Mediterráneo. Hasta ahora se pensaba que los ejemplares que vivían en el Mediterráneo Occidental y el Mar de Alborán eran parte de esta población, pero han resultado ser miembros de la población atlántica.
Los investigadores han llegado a esta conclusión después de haber analizado 29.822 horas de grabaciones de cantos de estos animales. Los rorcuales utilizan su "canto" para comunicarse entre ellos. Cada población tiene un canto propio, como si se tratase de un dialecto del mismo idioma. Analizando estos "dialectos" se puede saber si dos animales que aparecen en el mismo territorio pertenecen a la misma población.
El resultado ha sido claro. Los rorcuales que se pueden encontrar en el Mediterráneo occidental son miembros de la población del Atlántico, que entran en las aguas más cálidas y tranquilas del Mediterráneo entre otoño y primavera, pero que no viven en dicho mar de manera permanente.
Estos datos obligan a cambiar el estado de conservación del rorcual, la categoría de amenaza que se considera que sufre este animal. Tal y como explican los responsables del estudio, la información que se tiene es insuficiente. Para poder conservar y proteger a esta especie hace falta conocer su distribución geográfica y sus números poblacionales. Sobre todo porque se trata de un animal muy importante para la salud de los ecosistemas marinos, y que se enfrenta a serios problemas. La principal causa de mortandad de estos animales son las colisiones con buques mercantes y ferrys. A esto se suma la contaminación acústica, que inutiliza en gran parte el sistema de sónar de esta especie.
Con unos datos fiables sobre los números poblacionales y la distribución de los rorcuales se podrán poner en marcha planes de gestión que permitiesen modificar las rutas de buques comerciales y otras grandes embarcaciones, lo cual mejoraría las posibilidades de supervivencia de la especie.
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