Compuesta por nueve hermanos que juntos suman más de 818 años, 105 de los cuales corresponden a la mayor, la familia Melis, residente en Cerdeña, ostenta el récord mundial de longevidad, certificado por Guinness, informaron este martes varios diarios italianos.
Según el periódico local L'Unione Sarda, "tras siete años de investigación en los cinco continentes, Guinness confirmó que la familia Melis ostenta el récord mundial de longevidad".
Los Melis proceden de Perdasdefogu, en la región de Ogliastra, en el centro-este de esta isla italiana.
A día 1 de junio de 2012, los nueve hermanos y hermanas, todos vivos, suman 818 años y 205 días. La mayor, Consolata, quien, a su vez, tiene nueve hijos, 24 nietos, 25 bisnietos y tres tataranietos celebrará el miércoles sus 105 primaveras.
La segunda es Claudia que, con 99 años, está más sana que una manzana y se la vio "en primera fila el lunes en la misa de su parroquia", según L'Union Sarda.
Le sigue María, de 97 años, que tiene "algunos problemas de salud desde hace poco", según el diario. Después están Antonio (93 años), Concetta (91), Adolfo (89) que todavía trabaja en su bar de Perdasdefogu, Vitalio (86) y Vitalia (81), que, como la benjamina, Mafalda (78), vive en Cagliari.
Los distintos diarios italianos informaron de que Cerdeña, y en particular la zona de Ogliastra, ostenta el récord italiano y uno de los récords mundiales de longevidad con medias que alcanzan las 22 personas centenarias por cada 100.000 habitantes, frente a las 8 del resto de Italia.
Según Luca Deiana, profesor de bioquímica clínica en la universidad de Sassari y que, desde 1996, estudia a los aproximadamente 2.500 centenarios de la isla, el secreto de la longevidad de los habitantes de Cerdeña "no reside en un único factor".
"Por un lado, está la genética, una longevidad heredada... pero también la buena tierra y sus frutos, especialmente las peras y ciruelas que contienen sustancias que pueden contribuir a la longevidad", declaró al Corriere della Sera. También citó la posible influencia de "campos magnéticos" y el impacto de "la cultura, no en el sentido de la instrucción, sino en el de las tradiciones familiares (que) contribuyen a hacer vivir más a nuestros centenarios".
Las manos de una mujer de edad avanzada fotografiadas en la habitación de la residencia para personas mayores en la que vive en Montauban, en el suroeste de Francia, el 29 de diciembre de 2011.
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Los Melis proceden de Perdasdefogu, en la región de Ogliastra, en el centro-este de esta isla italiana.
A día 1 de junio de 2012, los nueve hermanos y hermanas, todos vivos, suman 818 años y 205 días. La mayor, Consolata, quien, a su vez, tiene nueve hijos, 24 nietos, 25 bisnietos y tres tataranietos celebrará el miércoles sus 105 primaveras.
La segunda es Claudia que, con 99 años, está más sana que una manzana y se la vio "en primera fila el lunes en la misa de su parroquia", según L'Union Sarda.
Le sigue María, de 97 años, que tiene "algunos problemas de salud desde hace poco", según el diario. Después están Antonio (93 años), Concetta (91), Adolfo (89) que todavía trabaja en su bar de Perdasdefogu, Vitalio (86) y Vitalia (81), que, como la benjamina, Mafalda (78), vive en Cagliari.
Los distintos diarios italianos informaron de que Cerdeña, y en particular la zona de Ogliastra, ostenta el récord italiano y uno de los récords mundiales de longevidad con medias que alcanzan las 22 personas centenarias por cada 100.000 habitantes, frente a las 8 del resto de Italia.
Según Luca Deiana, profesor de bioquímica clínica en la universidad de Sassari y que, desde 1996, estudia a los aproximadamente 2.500 centenarios de la isla, el secreto de la longevidad de los habitantes de Cerdeña "no reside en un único factor".
"Por un lado, está la genética, una longevidad heredada... pero también la buena tierra y sus frutos, especialmente las peras y ciruelas que contienen sustancias que pueden contribuir a la longevidad", declaró al Corriere della Sera. También citó la posible influencia de "campos magnéticos" y el impacto de "la cultura, no en el sentido de la instrucción, sino en el de las tradiciones familiares (que) contribuyen a hacer vivir más a nuestros centenarios".
Las manos de una mujer de edad avanzada fotografiadas en la habitación de la residencia para personas mayores en la que vive en Montauban, en el suroeste de Francia, el 29 de diciembre de 2011.
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