Si las enormes riquezas generadas por la macroeconomía dominicana en los 10 años de administración peledeista sólo han llenado los bolsillos de una minoría es porque el neobalaguerismo de Leonel Fernéndez sepultó el bochismo como proyecto de nación y cambio social.
POR JOSE ALDUEY SIERRA
Las reformas sociales del profesor Juan Bosch, plasmadas en la Constitución de 1963, tienen vigencia plena en la República Dominicana en las presentes circunstancias. Mejor dicho aún, ahora tienen más vigencia que nunca. Porque a casi tres períodos de gobierno del PLD, el balaguerismo,como modelo de Estado, sólo ha servido para profundizar los niveles de injusticia social, pobreza, marginalidad y agudización de los problemas estructurales de la democracia dominicana. Todo a causa del entierro del boschismo y la aplicacion fiel del agotado patrón balaguerista-trujillista de gobierno, que ignora a la gente y sólo genera riquezas para el 15 por ciento de la poblacion, empobrece más a la clase media y al 85 por ciento de los 10 millones de habitantes de la media isla.
El más grande error político de Leonel Fernández fue precisamente haber seguido la filosofia política de Joaquín Balaguer como gobernante modelo, tirando por la borda las ideas reformadoras del profesor Juan Bosch. La coherencia histórica con el lider-fundador del PLD demandaban que Leonel Fernández siguiera los lineamientos ideológicos y programáticos del boschismo, y que solamente utilizara a Balaguer como instrumento táctico, como trampolín, para ganar sus primeras elecciones y alcanzar el poder en 1996, si queria mantenerse en sintonia con la población y la urgencia de reformas, cambios sociales. Nada más.
Pudiera alegarse ahora el presidente Fernández que las circunstancias históricas en que Bosch perdió el poder en 1963, producto de Golpe de Estado militar, y la posterior consecuencia de la Guerra de Abril de 1965, hacían del lider peledeista un paradigma “ peligroso” y un referente histórico fracasado, que no serviría de inspiración para la estabilidad democrática de la Nación y de su propio gobierno. Ese punto de vista ignora la realidad política actual de América Latina y el hecho de que el Golpe de Estado contra Bosch ocurre cuando apenas empezábamos a caminar los primeros pasos de nuestra democracia, acabando el país de salir de la dictadura con el ajusticiamiento del tirano Rafael Leonidas Trujillo (1930-1961).
Si fue esa la razón para abandonar el bochismo -- que solamente puede decirla con precisión el propio Jefe del Estado, como cerebro de la estrategia política que desarrolló para armar su plan de gobierno en alianza con Balaguer-- entonces hay que concluir en que perdió la perspective historica porque tenía que seguir el ejemplo de Juan Bosch en toda su línea de pensamiento, valores, principios y jugársela no solamente con la gobernabilidad del Estado, sino hasta con su propia vida.
Los hechos de América Latina y el Caribe confirman que esa apreciación politica es correcta. Toda la región ha cambiado mucho y pasó de las dictaduras de principio de siglo a regímenes democráticos liberales en los últimos 50 años. El militarismo y los golpes de Estado quedaron en el pasado. Y particularmente en Santo Domingo el cuartel quedó en manos de nuevas generaciones de militares desde que el presidente Antonio Guzmán “desbalaguerizó” las Fuerzas Armadas en 1978.
El nuevo contexto histórico nacional e internacional ha favorecido la llegada al poder de gobernantes liberales y reformadores en América Latina, como lo demuestran los gobiernos de izquierda democrática de América Latina, elegidos por voluntad popular como son Ignacio Lula D’Silva, que gobernó ocho años en Brasil, con grandes reformas sociales y políticas subiendo a la clase media más de 30 millones de brasilenos, sin alardes ni estridencias. Hugo Chavez en Venezuela, que aunque sobrevivió a una intentona golpista fue quizás producto de sus propios exhabruptos, no porque haya producido reformas que amenazen la estabilidad de la democracia en Venezuela, sino por su insistencia en llamarle “socialismo del siglo XXI” a los correctos ajustes sociales que está llevando a cabo en su país.
Lo mismo sucede con Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, Mauricio Funes en El Salvador y Daniel Ortega en Nicaragua, Cristina Fernandez en Argentina y Alan Garcia en Peru. Todos han gozado de estabilidad y respeto de los Estados Unidos y el resto del mundo, pese a sus lineamientos claramente izquierdistas. La clave es que son gobernantes socialdemócratas que han sido elegidos mediante la voluntad libérrima y soberana de sus pueblos, y aunque algunos se manejan con estridencias y extremismos, han mantenido parámetros aceptables de gobernabilidad, dentro de la democracia y en el marco de las necesarias e impostergables reformas sociales. Y que están respondiendo a las enormes ansias de cambio social de la región, tras ver pasar muchos gobiernos incompetentes que han llevado más frustración y desencanto a sus pueblos.
El pensamiento boschista
Los elementos fundamentales del boschismo como doctrina política son: combate frontal de la corrupción, transparencia y honestidad personal incuestionable, defensa firme de la soberanía nacional, protección de las riquezas nacionales, desarrollo de la educación primaria, intermedia y superior, en fin, desarrollo de los recursos humanos de la Nación, impulso de la pequeña y mediana empresa, modernizacion de la industria, motorizacion del cambio y avance social permanente.
Sin ninguna mancha en toda su historia política, Bosch vivió con humildad y sin acumular riquezas de ninguna índole. Su lucha en contra de la malversacion de fondos publicos fue clara, vertical . Y conocia exactamente como hacen fortuna los que llegan al poder con un plan de enriquecimiento ilícito para construer castillos y villas con los recursos del Estado:
“Puede asegurarse que lo primero que hace un miembro de la pequeña burguesía militar y o burocrática de nuestro país tan pronto obtiene a través del favor gubernamental ciento cincuenta mil pesos es sacar dinero en dólares y depositarlos en un banco de Puerto Rico o en los Estados Unidos y construirse una casa lujosa con un automóvil pesquezo largo y con los dólares en el extranjero”, escribió Bosch en su libro “Tesis de la Dictadura con Respaldo Popular”, con prólogo del Presidente Leonel Fernández, edición impresa en 1971.
Como pensador, intelectual e historiador, Bosch proclamó su adhesión al marxismo, no al leninismo, como método de investigación científica. (De hecho reescribio la historia del país en su libro “Composicion Social Dominicana” , siguiendo el metodo marxista que por primera vez explica el origen y desarrollo del capitalismo y las clases sociales en RD) descartándolo como modelo político-social de Estado. P ues antes de morir Bosch vivió en 1985 la “perestroika”, el fenómemo político de Mijaeil Gorvachev en Rusia y vió derrumbarse la revolución socialista leninista y el muro de Berlín. Sabía perfectamente las realidades de la época y que, por demás, el socialismo era inaplicable en América Latina y el Caribe en este tiempo histórico, no sólo por el fracaso del estado leninista en Rusia, sino por la inviabilidad del sistema, pues la región ni el mundo global aún no ha completado su desarrollo capitalista, con apenas 200 años de historia en los Estados Unidos, nación donde nace el capitalismo en el mundo.
Los anhelados cambios estructurales en la política, en la economía, y en toda la sociedad no llegaron a la Republica Dominicana con el ascenso al poder del PLD, debido a esa alianza estatégica con el balaguerismo y al envejecimiento del profesor Juan Bosch y su muerte en 1992, dándole paso a Leonel Fernandez en el liderazgo de relevo. El peledeismo gobernante cambia la constitución por una mas conservadora y con algunos matices, mantiene las mismas estructuras sociales balagueristas, en vez de retomar la carta sustantiva elaborada por Juan Bosch, mas avanzada, mas moderna aun que la vigtente, aprobada en el 2008.
Como en las eras de Trujillo y Balaguer, el pais sigue vestido con “traje de modernidad”, visible a través de las torres, grandes avenidas, y el metro, sobretodo en la capital, pero la mayoría de la poblacion vive en la indigencia total: viviendas muchas veces con pisos de tierra, sin agua potable, sin desarrollo humano.
La renuncia total al bochismo, entonces, careció de sentido y visión histórica. Un Leonel Fernández asumiendo un bochismo moderno, ajustado a la realidad del mundo de hoy, caracterizada por los cambios pacíficos y democráticos en el continente, en areas fundamentales como la economХa, educación, salud y agropecuaria, apoyo decidido a la pequeña y mediana empresa, habría producido mejores resultados en el combate de la pobreza extrema desde el gobierno, afianzando la justicia social y la democracia en la República Dominicana.
El balaguerismo ortodoxo
El neobalaguerismo ortodoxo arropó al PLD de manera tal que aplastó las ideas y principios del profesor Juan Bosch de manera decepcionante. Ha sido una frustracion para toda la sociedad dominicana que esperaba otra visión de Estado, reformas de fondo en el ejercicio del poder con Leonel Fernández Reyna. Incapaz de hacer esas reformas fundamentales de la sociedad dominicana, en términos estructurales, en base a las avanzadas ideas del boschismo, el presidente Leonel Fernandez abrazó por completo el balaguerismo, expresión moderna a su vez de la misma filosofia de Estado trujillista, en términos de manejo del “exito” de la macroeconomía como el progreso general de la población, eje esencial de la vision y propaganda política dominante en la conducción política del Estado Dominicano en los 50 años de la democracia.
A diferencia de Bosch, la filosofia de Balaguer frente a la corrupcion era “dejar hacer y dejar pasar” y como epicentro de la vorágine devoradora de los recursos del Estado, Balaguer admitió veladamente que estaba rodeado de corruptos y quiso decir que solo él estaba “libre de pecados” frente a los 300 millonarios que se habían formado en sus gobiernos proclamando la frase ya histórica: “la corrupción se detiene en la puerta de mi despacho”.
Como buen balaguerista ortodoxo, el presidente Fernández, quien ha formado a su alrededor una nueva clase política gobernante acumulando riquezas multimillonarias conlaas construcciones de obras de grado a grado y mediante favores del gobierno a sus seguidores, proclama una postura similar a la de Balaguer cuando afirma: “Aquellos que me piden que actúe frente a la corrupcion, a ellos les digo que acudan a la justicia que cada quien es responsable por sus actos”. Como Balaguer, Leonel Fernandez también guardia distancia entre su actuación y la de sus funcionarios corruptos, pero sin mover la acción de la justicia contra nadie.
La era del PLD en el poder se ha caracterizado también por el paternalismo a ultranza, a través de la repartición de cajas de comida y distribución de la tarjeta solidaridad; y siguiendo la misma linea filosófica balaguerista , se niega a invertir los recursos establecidos por ley en el desarrollo humano, como lo es el 4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para la educación primaria e intermedia y el 1 por ciento en la educacion superior, necesarios para incorporar 50 mil nuevos maestros, construir diez mil nuevas escuelas y darle mayor calidad al desayuno escolar y mejores salarios a los maestros. No se dice en que renglón son invertidos esos recursos, pero la población sospecha que han sido los fondos desviados hacia la edificación de las grandes obras reeleccionistas como las dos líneas del metro, las cuales son importantes para cualquier nación, pero después que ha sacado a su gente más pobre de la oscuridad educativa y la pobreza extrema.
El enorme crecimiento de las riquezas nacionales a través del PIB que ha tenido el país en los últimos 6 años, conforme al presidente Fernández, asciende a 51 mil millones de dólares (comparable según el mandatario a dos veces y media la República Dominicana) sólo ha significado un impacto en el rostro urbano de la Nación con las dos líneas del metro, puentes, carreteras, caminos vecinales, aceras, contenes, algunos hospitales y escuelas. Pero seguimos siendo el país como peor desempeño en educación con un 34 por ciento de la gente de primaria que ni escribe ni sabe leer. Un analfabetismo que averguenza a la Nación en el siglo XXI con tanta tecnología digital que permite corregir esa distorsión humana en corto tiempo. Intelectuales hijos de Juan Bosch, profesores universitarios, incapaces de resolver el drama de la educación liberadora del pueblo dominicano. “Ensename a pecar y no me des un pescado”, dice la expresión popular.
Los problemas estructurales de la ecomomía siguen vigentes en el peledeismo gobernante con la falta de financiamiento para las empresas pequeñas, la estructura salarial injusta, que sólo cubre apenas el 25 por ciento de la totalidad de la canasta familiar, en salarios de profesionales de clase media y baja, la entrega de las playas y minas como la de oro en Cotuí a empresas extranjeras como la Barry Gold, la quiebra del sistema de energía eléctrica con los 50 años de apagones, unido al abandono del campo y la producción agropecuaria, más un déficit habitacional de casi un millón de unidades , mientras el gobierno sólo construye anualmente algunos millares de casas, lo que muestra que la macroeconomía ha generado ciertamente riquezas para construer muchos proyectos de emllecimiento y mejora de infraestructura urbana y rural, pero ninguna solución fuerte para las grandes mayorías.
En materia de justicia social en el campo, ni siquiera se ha seguido el viejo patrón balaguerista de la reforma agraria que aunque sólo fue un ensayo dejó establecidas las famosos”leyes agrarias de Balaguer” que por lo menos en el papel eliminaron el latifundio en el país y ordenaban distribuir la tierra entre los campesinos más pobres. Hacian justicia en el campo. Eso no lo ha imitado el goierno del PLD. Un país con más de 400 rios, extensas zonas agrícolas sin cultivar, minas de sal, hierro, oro, ferroniquel, bauxita, no tiene derecho a tener más del 60% de la poblacion en pobreza extrema. Inaceptable. Y si damos por cierto que salieron 700 mil dominicanos de la indigencia, en diez años, frente a 6 millones que siguen sumergidos en la miseria, no hay proporción entre el crecimiento macroeconómico y la realidad social del país. En Brasil, Lula sólo necesitó ocho años de gobierno para hacer sus cambios.
Las enormes riquezas amasadas por un grupito (los mil quinientos miembros millonarios del comité central del PLD, el gabinete reformista y los demás partidos aliados, que si han logrado fortuna y prosperidad personal) más el secuestro de la justicia social en el país han producido un enorme desequilibrio, inequidad, en la República Dominicana, que tiene al país todos los dias de poblada en poblada en los barrios populares, lo que sumado al auge de la corrupción, la delincuencia y el narcotráfico constituyen la verdadera amenza para la paz y la gobernabilidad. La presión social aumenta más y más producto de las irritantes y vergonzozas riqueras exageradas de personajes del gobierno que claramente llegaron al poder desprovistos de recursos y ahora son magnates,producto de la corrupción. Mientras eso sucede, . el desamparo en que vive la mayoría de la población, sin seguridad social, sin seguro médico ni medicina, con desempleo abierto y grandes dificultades para sobrevivir con los más elementales servicios y alimentos, convirtiéndose todo este panorama en una verdadera caldera social.
Ante la insistencia del Presidente Fernández en hablar de crecimiento macroeconómico, sin resultados de impacto real en el bienestar social de la gente, lo que ha hecho es herir más el sentimiento popular, lesionar más su discurso y sufrir mayor desgaste en su popularidad y credibilidad. Todo ello unido al plan continuista de sus más cercanos colaboradores que sólo ha contribuído a crear una atmósfera de mayor rechazo, incomodidad y malestar general en la población que ve inoportuno el proyecto de la reelección. Como resultado final, la era del PLD , lejos de cambiar el pais, ha desarrollado un régimen que se va hacienda cada vez mas impopular, y que al margen de los hechos sangrientos, las violanciones a loa derechos humanos y abusos de poder que marcaron los regímenes de Trujillo y Balaguer, es una verdadera “fotocopia” de aquellos regímenes en materia de politica económica y social. Guardando distancias y matices es más de lo mismo: Leonel Fernandez luce como la prolongación de Balaguer en el poder...
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