El viernes, mientras muchos aseguraban ventanas, compraban agua y comida en lata o bien abandonaban la ciudad, otros seguían con la vida normal y hasta organizaban una "fiesta de evacuados" La amenaza del huracán ha dividido a los habitantes de Nueva York entre los que siguen los partes meteorológicos con preocupación y los que no terminan de asumir que se avecina un ciclón de gran magnitud.
Horas después de que el alcalde de la ciudad ordenara la evacuación de un cuarto de millón de ciudadanos de las zonas cercanas a la costa, en la parte baja de Manhattan, una de las áreas afectadas, se respiraba un ambiente de normalidad, aunque muchos vecinos se preparaban para pasar la primera noche fuera de sus casas.
Los evacuados con amigos en otras partes de la ciudad optaban por irse de sus casas, mientras que los que tendrán que dormir en un refugio prefirieron en su mayoría pasar la víspera de la tormenta en sus hogares.
"Unos amigos me han invitado a pasar el fin de semana en su casa del barrio del Upper West Side", explicó a BBC Mundo Mai mientras saboreaba tranquilamente un café en un establecimiento de su calle y fumaba sin prisas. "Hoy (viernes) ya dormiré allí, vamos a organizar una fiesta de evacuados", indicó. A pocos metros de la joven, cientos de neoyorquinos y turistas tomaban cerveza en la terraza de una histórica taberna.
Alex Parra, un empresario que vive en Wall Street, también se preparaba para pasar el fin de semana en casa de amigos. "Dejaré las ventanas cerradas, toallas por si hay goteras, cinta adhesiva en las ventanas, me llevaré lo básico y a mi gatito, y me iré en metro hasta el barrio de Inwood, al norte de Manhattan".
A pocos metros de su casa, unos camiones gigantes de una compañía de reforzamiento de ventanas aparcaban delante de la Bolsa de Nueva York.
Compras y preparativos
Los preparativos en la fachada de la Bolsa de Nueva York contrastaban con la boda que se celebraba en esos momentos en la iglesia Trinity Wall Street. Cientos de invitados salían del templo y se subían a un autobús que los iba a llevar al barrio de Chelsea.
También contrastaban con los cientos de compradores de los almacenes Century21 y la actividad en la estación del ferry de Staten Island. A pesar de que la isla se encuentra afectada por la orden de evacuación, un grupo de jóvenes con carteles indicaban el viernes por la noche la ubicación exacta de un ferry especial para un concierto de música.
En Battery Park cientos de miembros de Falun Gong meditaban sentados muy cerca de la Esfera, una escultura que antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001 se encontraba entre las dos Torres Gemelas y que tras los atentados fue rescatada y situada en el parque.
En el sur de Manhattan cientos de personas salían de sus casas cargadas con bolsas de fin de semana y, en el norte de la isla, parte no afectada por la orden de evacuación, cientos de vecinos andaban por la calle cargados con bolsas de la compra.
Horas después de que el alcalde de la ciudad ordenara la evacuación de un cuarto de millón de ciudadanos de las zonas cercanas a la costa, en la parte baja de Manhattan, una de las áreas afectadas, se respiraba un ambiente de normalidad, aunque muchos vecinos se preparaban para pasar la primera noche fuera de sus casas.
Los evacuados con amigos en otras partes de la ciudad optaban por irse de sus casas, mientras que los que tendrán que dormir en un refugio prefirieron en su mayoría pasar la víspera de la tormenta en sus hogares.
"Unos amigos me han invitado a pasar el fin de semana en su casa del barrio del Upper West Side", explicó a BBC Mundo Mai mientras saboreaba tranquilamente un café en un establecimiento de su calle y fumaba sin prisas. "Hoy (viernes) ya dormiré allí, vamos a organizar una fiesta de evacuados", indicó. A pocos metros de la joven, cientos de neoyorquinos y turistas tomaban cerveza en la terraza de una histórica taberna.
Alex Parra, un empresario que vive en Wall Street, también se preparaba para pasar el fin de semana en casa de amigos. "Dejaré las ventanas cerradas, toallas por si hay goteras, cinta adhesiva en las ventanas, me llevaré lo básico y a mi gatito, y me iré en metro hasta el barrio de Inwood, al norte de Manhattan".
A pocos metros de su casa, unos camiones gigantes de una compañía de reforzamiento de ventanas aparcaban delante de la Bolsa de Nueva York.
Compras y preparativos
Los preparativos en la fachada de la Bolsa de Nueva York contrastaban con la boda que se celebraba en esos momentos en la iglesia Trinity Wall Street. Cientos de invitados salían del templo y se subían a un autobús que los iba a llevar al barrio de Chelsea.
También contrastaban con los cientos de compradores de los almacenes Century21 y la actividad en la estación del ferry de Staten Island. A pesar de que la isla se encuentra afectada por la orden de evacuación, un grupo de jóvenes con carteles indicaban el viernes por la noche la ubicación exacta de un ferry especial para un concierto de música.
En Battery Park cientos de miembros de Falun Gong meditaban sentados muy cerca de la Esfera, una escultura que antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001 se encontraba entre las dos Torres Gemelas y que tras los atentados fue rescatada y situada en el parque.
En el sur de Manhattan cientos de personas salían de sus casas cargadas con bolsas de fin de semana y, en el norte de la isla, parte no afectada por la orden de evacuación, cientos de vecinos andaban por la calle cargados con bolsas de la compra.
En un supermercado situado cerca del campus de la Universidad de Columbia, la cola para pagar era de más de media hora. "He comprado agua, comida preparada y latas de conserva para cuatro días", explicaba un joven.
Aunque la comida preparada es muy popular en la ciudad el miedo a que puedan producirse cortes de luz ha hecho que la venta de comida preparada se cuadriplique. También ha aumentado la venta de linternas, toallas, baterías, cerillas, cinta aislante y generadores eléctricos.
Cortes en el metro
En el Campus se respiraba un ambiente de absoluta normalidad y decenas de estudiantes seguían tumbados en el jardín de la universidad el viernes por la noche, en compañía de compañeros de estudios o de sus bicicletas. Cientos de alumnos del MBA de la Escuela de Negocios de la universidad se fueron a celebrar el inicio de las clases en un local de Chelsea.
En las partes no evacuadas los residentes en apartamentos situados en pisos superiores al décimo, considerados peligrosos, también se planteaban la posibilidad de pasar la noche del sábado en uno de los refugios de emergencia que se han habilitado en escuelas y otros equipamientos públicos.
Claudio Iván Remeseira, director de la red social Hispanic New York Project, auspiciada por el Centro de Estudios Americanos de la Universidad de Columbia, informaba desde el campus de las últimas novedades.
"Me pareció que era un servicio básico para los lectores del sitio", explicó a BBC Mundo. En las últimas 24 horas, ese mapa y los enlaces a otras noticias relacionadas con Irene han encabezado la lista de visitas al blog.
El corte de servicio de metro, que se hará efectiva el sábado al mediodía, causó preocupación en una ciudad donde la mayoría de sus habitantes no tienen coche. "¿Y cómo se supone que tengo que salir de Manhattan en caso de emergencia?", se lamentaba una vecina de Harlem. "Estamos rodeados de asfalto y tecnología y nos olvidamos de la madre naturaleza", puntualizó.
"Un terremoto y un huracán la misma semana, así no se puede vivir tranquilo".
Fuente: BBC/Via IB
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